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  • Foto del escritorMarifer Calderón

El reto del regreso a clases

Estamos por terminar el ciclo escolar en medio de una pandemia, las vacaciones de verano están cerca y el regreso a clases seguramente será un nuevo reto.


Niños y jóvenes quieren regresar ver a sus amigos y saludar a sus maestros, vendrán de meses confinados en sus casas, esperemos que con padres amorosos, pero seguramente también padres angustiados. En estos días algunos habrán perdido empleos, negocios e incluso familiares. Para muchos la convivencia no habrá sido fácil, estar dentro de casa bajo estrés hace que todos los miembros de la familia experimenten ese estrés, desde diferentes lugares, pero al fin y al cabo todos hemos atravesando momentos difíciles.

Los maestros, también son parte de estas familias estresadas y también quieren regrear a sus escuelas y ver a sus alumnos.


Todavía no se define si regresaremos todos juntos a la escuela o si será un reingreso escalonado, si se van a alternar los grupos una semana presencial y una semana en línea, si será educación a distancia durante las primeras semanas y poco a poco se irán incorporando grupos…

Todas estas interrogantes generan incertidumbre, los maestros se preguntan cómo regresar a clases y ser capaces de enseñar.


Como adultos a cargo de niños y adolescentes, debemos asumir la responsabilidad de su cuidado, ayudarlos a sentirse seguros, por lo tanto, nosotros debemos estar seguros y convencidos de que podemos hacernos cargo de ellos. Necesitas sentirte tranquilo, reducir los factores de estrés y descansar. Si es necesario platica con tus directores, apóyate en el departamento Psicopedagógica de tu escuela y platica sobre tus inquietudes, tus miedos, lo alarmante que puede ser la responsabilidad que vas a enfrentar… lo importante es que tú también puedas mover tus emociones para que cuando recibas a tus estudiantes tu carga emocional haya disminuido y puedas transmitirle control y tranquilidad a tus alumnos.


Independientemente de tus habilidades pedagógicas y del conocimiento que tengas sobre la materia, muéstrate como un ser humano empático, trata de conocer y entender a cada uno de tus alumnos, antes de querer enseñar, acércate a ellos y busca la manera de que se sientan conectados contigo: apréndete sus nombres, salúdalos cariñosamente, pregunta por sus familiares, mascotas o actividades favoritas. No importa si lo haces en línea o de manera presencial, lo mas importante es que los saludes y se sientan vistos.


Antes de iniciar formalmente las clases platiquen sobre sus experiencias durante la pandemia, trata de detectar cómo ha vivido la experiencia cada uno: si en casa se sentía seguro, si regresan ansiosos o agresivos, si sus padres tienen empleo, si algún familiar estuvo contagiado, si sufrieron cambios importantes durante el confinamiento… Un niño o adolescente inquieto tendrá problemas para concentrarse y un niño o adolescente frustrado también podrá tener explosiones de agresión o ataque, así que es importante que identifiques cómo recibes a tus alumnos, para que puedas ofrecerles lo que necesitan.


No necesariamente debes de saber cómo se sienten y por qué, a veces ni siquiera ellos lo saben, lo importante es que entiendas que tienen una fuerte carga emocional y esa es una energía que se necesita liberar. Ayúdalos a encontrar espacios para hacerlo de manera segura:

  • Puedes empezar con actividades lúdicas o deportivas en donde se facilite la descargar energía.

  • Cuando hayan liberado esa carga, seguramente la ansiedad y la frustración habrán bajado, invítalos a un momento de relajación, a respirar profundo a tomar consciencia sobre su cuerpo, a mantenerse en el aquí y en el ahora, puedes poner música de fondo y guiarlos a un momento de paz.

  • Crea un espacio para la expresión a través del arte y la creatividad, ofréceles diferentes materiales para que hagan una pintura o una escultura… que le pongan nombre, que expliquen qué significado tiene para ellos, si lo crees necesario pueden tener una sala de exhibición, física o virtual.

  • También puedes crear un taller literario, pedirles que escriban cuentos, artículos o novelas… se trata de poner en palabras lo cada uno lleva adentro sin enfrentarlo directamente a ello. Simplemente que se expresen de manera libre a través de otros personajes.

Nuestros estudiantes van a necesitar relaciones cálidas, adultos que les den la bienvenida, a ellos y a su carga emocional. Ya tendrán tiempo para “ponerse al corriente” con la parte académica, pero para que un niño o un adolescente esté receptivo al aprendizaje, primero necesitará sentirse tranquilo: tu puedes ser ese adulto que lo sostiene.


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