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  • Foto del escritorMarifer Calderón

¿Cuándo te gradúas como mamá?

Recuerdo que esa fue la pregunta que hizo un conferencista en uno de mis primeros “Día de la Madre” en el kinder de mis hijos, su respuesta fue algo parecido a esto: “Te gradúas como mamá el día que tus hijos dejan de necesitarte y ya no dependen de ti”.


La necesidad más grande de todos los sers humanos es la necesidad de conexión, conocida como “necesidad de apego”, la relación afectiva más íntima, profunda e importante que establecemos las personas.

Un apego seguro es caracterizado por la incondicionalidad, saber que tu cuidador no te va a fallar y te hace sentir querido, aceptado y valorado. Yo deseo que mis hijos tengan la certeza de que son profundamente amados, que pase lo que pase, aquí estoy para ellos, cuentan con mi aceptación total y apoyo incondicional, más aún, me hacen sentir absolutamente orgullosa de quiénes son. Y quiero que jamás duden de que soy su lugar seguro porque, sin importar la edad, la necesidad de apego siempre está latente. Si bien, se va modificando, nunca deja de estar presente.


Mi maestro, el Dr. Gordon Neufeld, explica diferentes etapas por las que atraviesa el vínculo hasta llegar a lo más profundo: una intimidad emocional y psicológica, en donde aún no estando físicamente presente, te sientes cerca. Mi mayor anhelo es ese, que mis hijos me tengan cerca de su corazón y de sus pensamientos, son un pedazo de mi alma y, aún cuando se conviertan en adultos, deseo que sigan necesitando del amor de mamá.


Y no quiero mandar un mensaje equivocado, me encanta verlos crecer, deseo que cumplan sus sueños y recorran el mundo, que sean autónomos e independientes, que construyan su vida, pero con la certeza de que siempre podrán volver a casa a encontrar descanso. Cuando ya no vivan conmigo, si una tarde salen agobiados del trabajo, pueden dormir una siesta en la cama de mamá. El día que tengan su propia familia, más que sentir la obligación de ir a visitar a la abuela, compartan la alegría de ir a casa de la abuela porque ese es SU lugar seguro. Mi amor se va a multiplicar para ellos y para sus nuevos vínculos.

Hoy, tienen 18 y 20 años, cada día me necesitan menos, y eso no sólo me alegra, también me da tranquilidad pero aún así... ¡No me quiero graduar como mamá!


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